lunes, 25 de noviembre de 2013

Edición . 55. Solución Cliché

"La aplicación de la justicia también en República Dominicana es cosa de chivera, al punto que a veces toman a un hijo de machepa"...


Heriberto García.


Con declaraciones prefabricadas, autómatas, mecánicas y altisonantes, de titulares de medios, se resuelven la mayoría de los casos de corrupción, narcotráfico y del crimen organizado y desorganizado que han ocurrido y ocurren en la República Dominicana.  Seguir Leyendo..


Se les escuha hasta la saciedad en la prensa, como perico en la estaca, cotorra en jaula, disco rayado y retórica jurídica de funcionarios judiciales y del gobierno que en tal o cual caso delictivo se aplicará  justicia, el derecho y el imperio de la ley, sin embargo, se aplica lo injusto, se aplica lo torcido y el imperio de la impunidad.

Ante hechos que espantan, asombran, estremecen y dejan atónitos, se responde con un juego de palabras, un cumplimiento, una muletilla, en fin un estereotipo lingüístico para salir del paso, para con una retórica jurídica sintonizar con lo que la gente quiere escuchar.

El cliché o clisé, anglicismo, del francés, que significa frase hecha y preelaborada, arquetipo, estereotipo, muletilla, expresión preelaborada y hasta falta de sinceridad, es parte de la simulación, de la retórica del discurso, de la simbología y la codificación de una falta realidad de castigar la corrupción y de otros delitos.

Se repite que tal o cual sonado caso, que a veces paga payola y a veces no para sonar, que se apaga o lo pagan por arte de magia, sin castigo ni sanción, ni pena, aunque de pena, se aplicará la ley “caigan quién caiga”.

¡Oh, paradoja! Algunos, con poder y fuerza lo que hagan, cae en el Palacio Nacional, en el Palacio de la Policía, en la Fuerzas Armadas, no preso, en el Congreso Nacional, en una embajada o un cargo y hasta en el Vaticano, mientras otros, los débiles caen en cárceles como la Victoria, Najayo, Monte Plata, Gregorio Luperón, 15 de Azua, en RD; y hasta en Guantánamo, en Cuba; en Estados Unidos, Puerto Rico e inclusive puede caer en Abu Chraib, en Irak. El clisé de “Caiga quién Caiga” depende de quien tenga que caer.

Aquello de que “caerán pejes gordos” en tal o cual caso de corrupción, narcotráfico  y otros hechos punibles, es cita clásica; no obstantes en la fauna política dominicana, casi nunca caen tiburones, ballenas, delfines, tintoreras y otros pejes grandes, por lo normal caen guabinas, las tilapias, camarones, cangrejos y otros crustáceos pequeños. ¡Ah, la vida! Para muchos pejes gordo hay veda, no se pueden pescar y además, no pueden caer en las redes de la justicia.  Es más fácil atrapar a un peje flaco que a un peje gordo.   Aunque es reiterativo entres las autoridades de que ciertos hechos “no habrá vacas sagradas”, aparecen en el reino animal de la política dominicana leones sagrados, toros sagrados, bueyes sagrados, gallos sagrados curas, sacerdotes y nuncios sagrados y otras especies de mucho valor, de peso y de calidad de que “fulano anda como chivo sin ley”, a pesar de que no se sabe o se desconoce cuál es la Ley del Chivo. A lo mejor la hizo el chivo mayor; el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina; “Mataron al chivo en la carretera, déjenmelo ver. Déjenmelo ver, mataron al chivo y no me lo dejaron ver hasta ahí llegó, el 30 de mayo del 1961, el sagrado chivo mayor de la política dominicana.

La aplicación de la justicia también en República Dominicana es cosa de chivera, al punto de que a veces toman a un hijo de machepa, de un desarropao, de un pobre de dinero y lo toman como chivo expiatorio y lo trancan, por cualquier “quítame esa paja” dizque para poner ejemplo.

De tiempo en tiempo, funcionarios y gobierno recalcan, se hacen eco, con cliché sagrado, prometen con solemnidad que castigarán de forma ejemplar” la Corrupción, el crimen organizado, el narcotráfico y el delito de cuello blanco, y en lo blanco se queda todo, sin llegar a los cuello morados, rojos, colorados, azules, verdes, rosados y de todos los colores porque “para el gusto se hicieron los colores” y  depende del cristal con que se vea la justicia”, en este caso se aplica la “cromatologia del crimen”

La reiterada expresión de “castigo ejemplar”. Es decir. Porque en la gran mayoría de los casos no se aplica la ley ni la justicia a gente de cuello chino, de cuello de tortuga, de cuellos de solapas largas, de cuellos sacerdotales, religiosos y otros tipos de cuellos.  Es que la justicia dominicana es cuestión de cuellos de camisas.

A pesar del rutinario juramento, dogma lingüístico y sacramental de la esfera oficial de luchas, combate y enfrentar la corrupción, el narcotráfico, crimen organizado y demás delitos, aplicados “todo el peso de la ley”. Todo depende de quien se luche,  a quien se combata y a quien se enfrente; es cuestión del “bien y el mal”.  A veces el peso de la ley no llega ni a onza porque depende del cliente jurídico y de lo que pese.  El combate, la lucha y enfrentar la corrupción es un problema de peso y de pesa y además de  “handicap”.  En muchas ocasiones, la balanza de la justicia pesa más de un lado que de otro, se inclina o la inclinan para un lado.  El peso es tal de alguien, corporal y de bolsillo, que la balanza jurídica se inclina a favor.

“! La ley es dura, pero es la Ley!:, (Dura lex sed lex),  sólo una expresión latina, originaria del Derecho romano, sujeta a la voluntad en el tiempo de los que ejercen el poder.

Es de cliché o clisé de autoridades gubernamentales declararle la guerra a la corrupción, al narcotráfico y al crimen, pero caen y muchos los más débiles.  También de que habrá “tolerancia cero”, sin embargo, para ciertos “pejes gordos: hay tolerancia mil, porque no es lo mismo un cero a la izquierda que uno a la derecha, por aquello de que “fulano es un cero a la izquierda” en la “tolerancia cero” se aplica  la matemática jurídica porque la vida es un número y un orden.

De forma autómata, una voz oficial asegura se actuará sin “contemplaciones” sea quién sea, sin importar jerarquía, abolengo, sea civil o militar, lo que se queda en anunciado por el clisé de que “falta voluntad política”.
Como solución de cliché, siempre, dizque se llegará “hasta las últimas consecuencias” y no se llega ni a la primera, por falta de un régimen de consecuencia”, y porque impunidad, complicidad e impunidad es algo sistémico.

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