lunes, 9 de diciembre de 2013

Edición. 55. CONFIESO




Por: Milquella Monteagudo.






Sé que busco en tus ojos, una luz escasa,
y no sólo en tus ojos, eres todo tú.

Busco tus ansias, tus deseos, tus halagos
y el celo en tus palabras al provocar
la cercanía de tu ser. Seguir leyendo...



Bien lo dijo Benedetti:
La culpa es de uno cuando se enamora
y no de los pretextos, ni del tiempo.

No es el tiempo en buscar,
es el tiempo a tu encuentro
y en el encuentro.

Es la excusa para la espera,
la paciencia de la impaciencia.
El pretexto de soporte ante la angustia
de señales confusas a ser tu opuesto.

Aquel momento, el que no llega, eternamente al desencuentro.

Construye y reconstruye el viejo esquema
de las emociones,
las fórmulas que nos acomodan a pensar,

así, es la vida.


A MEDIA HORA

Mil ochocientas tradiciones construyendo un panal de hormigas,
dentro del cristal blindado de mi libertad.
Mil ochocientos mecanismos, al unísono, disminuyen mi espacio,
bajo el control de un solo pensamiento.
Mil ochocientas laceraciones, meticulosamente situadas en las
emociones, comprimiendo la dignidad.
Treinta latidos concentrados, ofuscados por el ruido caluroso
y un foco de picardía dirigido a maniobrar el tiempo.
Treinta pensamientos bloqueados de monóxido, pregones, velocidades, miradas,
y un ser detenido, inmune al grito de los poros.
Treinta decepciones, ignoradas ante la aventura incierta, de un encuentro destinado al fin.

Media hora de espera, que agotó el silencio.

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