lunes, 9 de diciembre de 2013

Edición. 55. Estrategias Docentes

"El que conduce a la generación de prácticas alternativas innovadoras a su labor docente"...


Por: Rosa Fátima Jiménez






La función central del docente consiste en orientar y guiar la actividad mental constructiva de sus alumnos, a quienes proporcionará una ayuda pedagógica ajustada a su competencia.

- De acuerdo con Coll (1990. P. 450), “el Profesor gradúa la dificultad de las tareas y proporciona al alumno los apoyos necesarios para afrontarlas, pero esto solo es posible porque el alumno, con sus reacciones, indica constantemente al profesor sus necesidades y su comprensión de la situación”.  Seguir leyendo...


Esto quiere decir que en la interacción educativa no hay solo una asistencia del profesor al alumno, sino que el docente y alumnos gestionan de manera conjunta la enseñanza y el aprendizaje en un proceso de participación guiada.

- Siguiendo a Rogoff (1984), existen cinco principios generales que caracterizan las situaciones de enseñanza-aprendizaje en las que se da un proceso de participación guiada con la intervención del profesor que son:

1- Se proporciona al alumno un puente entre la información (sus conocimientos previos-diagnostico) y el nuevo conocimiento.

2- Se ofrece una estructura de conjunto para el desarrollo de la actividad o la realización de la tarea.

3- Se traspasa de forma progresiva el control y la responsabilidad del profesor hacia el alumno.

4- Se manifiesta una intervención activa de parte del docente y el alumno.

5- Aparecen de manera explícita e implícita las formas de interacción habituales entre docentes/adultos y alumnos/menores, las cuales no son simétricas, dado el papel que desempeña el profesor como tutor del proceso.

Con esta exposición, se justifica la importancia de ofrecer al docente una formación que incluya fundamentos conceptuales, pero que no se restrinja a estos, sino que incluya una reflexión sobre su propia práctica docente y la posibilidad de generar alternativas de trabajo efectivas. Los tres ejes alrededor de los cuales se conformaría un programa de formación docente que asegure la pertinencia, la aplicabilidad y permanencia de lo aprendido son los siguientes:

1- El de la adquisición y profundización de un marco teórico-conceptual sobre los procesos individuales, interpersonales y grupales que intervienen en el aula y posibilitan la obtención de un aprendizaje significativo.

2- El de la reflexión critica en y sobre la propia práctica docente, con la intención de proporcionarle instrumentos de análisis de su quehacer tanto a nivel de la organización escolar y curricular, como en el contexto del aula.

3- El que conduce a la generación de prácticas alternativas innovadoras a su labor docente, que le permitan una intervención directa sobre los procesos educativos.

Por tanto la formación del docente debe abarcar  los planos conceptual, reflexivo y practico.

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