jueves, 19 de noviembre de 2015

Para hablar mentira... hora del cambio, Imagen 61.

Raquel Liranzo es, 
Licda. en Comunicación Social y Diplomado en RRPP. Asodopred.


Cada pueblo,  municipio,  paraje u otra parte del país  tienen la particularidad de estar íntimamente ligados al trabajo y  capacidad de sus autoridades municipales.

Toda sabemos que en son  pocos  Ayuntamientos del país sus alcaldes no  están haciendo su trabajo. Y  es palpable a plena luz, como la basura nos arropa a los pueblos y ciudades, las  calles llenas de hoyos de extremo a extremo, o cuando se arrabalizan sectores hasta hace poco tiempo organizados por la basura y el abandono de las autoridades.

Para nadie es un secreto que no es por  falta de presupuesto ya que esa es  la gran excusa, pero luego se revelan nóminas infladas y botellas, botellitas y botellones de las actuales autoridades. Es falta de carácter y abandono político, de corrupción , de incapacidad de gestión, de ignorancia sobre la misión de un alcalde. Los conflictos entre las Juntas de Vecinos, el pueblo no dice esta boca es mía, en contra de sus ayuntamientos, que se sabe, se ve, se escucha, que no están haciendo
nada

Hay que rescatar los ayuntamientos, que sea una labor de los partidos ahora que tienen que preparar las listas de las próximas elecciones. Que nos den la oportunidad de elegir mejor.

Al parecer algunos políticos dominicanos piensan que como somos un país tropical todos los problemas están resueltos, que el país y nuestras comunidades no necesitan nada y otros son más inescrupulosos y creen que con darle par de traguitos ya no  van a hacer su trabajo por el cual fueron elegidos y elegidas.

El hambre no es noticia, la pobreza tampoco. El desorden del tránsito y la suciedad de nuestras ciudades y pueblos no inmutan a nadie, así como el ruido y la ausencia de respeto a la ley parecen ser cosas tan reconocidas y cotidianas, que a nadie les importan.

El dominicano se vive quejando por todo, menos por las cosas que le interesan. El chillido se oye a distancias  cada vez que  suben  un peso a los combustibles, pero pagan miles de pesos por la entrada de un show artístico que al final no le edifican.

Se podría decir que el dominicano no protesta por aquellos problemas que al final se sabe que no se van arreglar, pero al mismo tiempo se niegan a cambiar sus rutinas, va al mismo médico que muchas veces están de mal humor y te insultan, te suben las tarifas de consultas y la mayoría no quiere aceptar tu seguro médico; todos criticamos por la situación de los hospitales, sin embargo nadie dice nada de los abusos que comenten a diario las clínicas privadas,  de las calles, de las cañadas, sin embargo no toman decisiones contundentes para acabar con esos abusos.

Y al ver todas estas conductas, se entiende por  qué las autoridades no les  hacen mucho caso a las protestas, y dejan pasar la torpeza en los medios de comunicación.

Los insultos no quitan gobierno, piensan.

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