martes, 25 de noviembre de 2014

Aquí como los locos… Edicción. 58


Dionicio Liranzo

“ hay que tener un tupé muy grande para firmar negociaciones en las que el dueño  ...”

Estoy aquí, como los locos. Hablando solo, estresado, quillado, aburrido, haciendo elucubraciones, dándole mente al accionar  de nuestros políticos y haciéndome algunas preguntas.

Por ejemplo, veo que nuestros congresistas venden el país  al precio que de la regalada gana, a quien le da la gana y como le da la gana.  Hay ciertas vainas de mi país que yo no entiendo. Digo vainas porque no hay otra forma de llamar a ciertas atrocidades de personalidades que han desguazado y descuartizado este país ante la indiferencia del pueblo, que sólo se entera de lo que hacen los grupos de poder cuando aparecen los golpes bajos.


Por favor, que alguien me explique, ¿Cómo es posible que exista en mi  país un contrato en el que se estipula que el gobierno tiene que pagarle a una generadora de energía eléctrica, aún cuando sus plantas estén apagadas?  Me niego a creer que patriotas con un mínimo de amor por esta patria, hayan firmado eso.

Otra pregunta. Así como los locos, ¿Cómo es posible que haya un acuerdo de extracción minera para resarcir a una transnacional, si no se le permitiera extraer un mineral en donde se le pague lo que le da la gana a esa compañía, sin importar el daño ecológico que esto pueda causar?.

Por Dios, en todos los pueblos donde hay extracción minera los individuos que residen en el entorno de las minas se mueren de hambre, intoxicados o enfermos. ¿A quién demonios se le ocurre que el maldito oro, no importa la cantidad, es más importante que un río, por pequeño que éste sea?.   ¡Claro!, ¿Qué  le importa una minera transnacional que desaparezcan o se contaminen todos nuestros ríos, al final ellos se irán a otro lugar a seguir asolando y depredando y empobreciendo a otros?.

Hay que tener un tupé muy grande para firmar negociaciones en las que el dueño de la tierra reciba un 3 por ciento de lo extraído y el forastero se lleve el 97 por ciento.

Narcotráfico, apagones, plantas de carbón, Loma Miranda, Bahía de Las Águilas, sentencias benignas, aumento de pasaje, salarios de miseria, corrupción, atracos, fiscales deshonestos, violencia, invasión pacífica… ¡Qué maldición fue que nos cayó, carajo!

Y como los locos me pregunto, ¿será verdad que no hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista?

Dionicio Liranzo Montero

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