jueves, 23 de noviembre de 2017

El Dedo en la LLaga. Revista imagen de la Cartera No. 66

Por. Raquel Liranzo

"Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo". Abraham Lincoln

¿Cómo hemos permitido que nuestro país se haya convertido en uno de los más corruptos en el mundo? porque nuestra formación moral como individuos es pobre. La principal línea de defensa contra la corrupción es la formación moral del individuo. Esta formación comienza desde la niñez, desde antes de empezar la escuela, y después debe ser moldeada en las escuelas y las universidades para que el individuo esté preparado moralmente para insertarse en la sociedad con la moral necesaria para combatir la corrupción, no para aceptarla.


La corrupción es la principal amenaza contra el sistema democrático porque lo corroe por dentro, y porque la ciudadanía acaba desconfiando, primero, de sus representantes y luego de las instituciones.

Es el afán de poder, por encima, más bajeza alrededor, más capacidad de someter a los demás, más ambición por ser objeto de flashes o buscando brillo y compartir mesa y mantel con los grandes. Y ¿detrás de esa foto? La hambruna de ser visto (que no de ver), y no de cualquier manera sino de ser visto por otros como un igual. Soy como ellos, puesto que salgo en las mismas fotos y accedo a los mismos círculos. El lucro al que permite acceder la corrupción tiene su máximo exponente en los grandes eventos sociales donde corrompidos y corruptos juegan a deberse favores oscuros, se prestan para hacernos reír o para  entristecernos, para reflexionar acerca de nuestro país y hasta de los representantes que elegimos.


“Al divisar semejante espectáculo, que me permite comparar a nuestra ciudad capital con otras importantes ciudades del mundo, me digo para mis adentros, caramba, he lo ahí, lo hemos logrado: el Nueva York chiquito”,  Leonel Fernández en su discurso de rendición de cuentas número 14 el 27 de febrero del 2012.

Parece que algún oscuro burócrata trata de revivir la frase que durante aquellos 12 años Joaquín Balaguer pronunciara tantas veces, rodeado de su feroz pandilla de gorilas de horca y cuchillo: “Aquí no hay presos políticos, sino políticos presos”, en tiempos en que las cárceles estaban llenas de militantes revolucionarios a los que les inventaban todo tipo de delitos comunes para justificar su encarcelamiento, enmascarando así las razones reales del hecho represivo. Ojalá, por el camino que vamos (ahí tenemos el caso del mocano Guanchy Comprés), no oigamos decir a Danilo: “Aquí no hay presos políticos, sino políticos presos”.

No existen vacas sagradas”… ¿Eso dijo?.  Bueno, aunque él no quiera verlas, este país está lleno de vacas sagradas: Hay muchas vacas sagradas políticas. Muchas vacas sagradas que manejan grandes bancos, grandes industrias y grandes comercios. Hay una enorme cantidad de vacas sagradas en altas funciones del Estado. Añada...

Muestra claramente lo esencial: que no hay un caso judicial, pues nadie se ha querellado contra Odebrecht. Ni la Presidencia de la República, ni la CDEEE, ni ningún particular. Por tanto, no hay nada que conciliar, como ha “conciliado” el Procurador, y ni...

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