Por. Raquel Liranzo
Creo
que estuviera exagerando al citar esta frase del autor Charles Manson,
"Yo soy la proyección de la
mentira en que vives, júzgame y sentenciarme pero siempre estaré viviendo en
ti" esto a propósito de los recientes de muertes de jóvenes y en especial de esa adolescente que estaba desaparecida y
los dos casos más de violencia, también es una lástima lo de la banda que
mataba a Policías.
Me
plantearía la siguiente pregunta: ¿cómo
eduqué o estoy educando a mis hijos? ¿Qué valores inculco o inculqué a mis
hijos? A los jóvenes de este siglo hay que llamarlos varias veces en la
mañana para llevarlos a la escuela y digo, llevarlos porque no tienen que tomar
el camión o caminar larguísimas distancias para llegar a ella. y otro punto
esencial que la sociedad dominicana debe revisar es la Composición Familiar.
Eso de
estar teniendo hijos con parejas diferentes, el no asumir ambos las
responsabilidades de sus hijos, el no educarlos con valores desde antes de
nacer, el no darles una buena educación, sin importar el centro donde estudie,
siéntase a hacer sus tareas con ellos, pregúntele, cuestiónele sobre sus
estudios, vaya donde estudie y converse con sus profesores y alumnos, no deje
que se le vaya de las manos.
Cuando
usted le permita salir, que usted tenga control donde va, qué va hacer, con
quién se va a juntar, ponerle reglas, horarios, enséñele a ganarse las cosas honradamente,
trabajar, esforzarse, muéstrele los malos y buenos ejemplos y explíquele las
consecuencias de cada uno, pero sobre todo, desde pequeño llévelo a iglesia ( a
la que usted quiera), inscríbalo en cursos de provecho, es mejor que esté
ocupado a que esté ocioso y pensando en algo malo.
Somos
Usted y Yo, los que estamos criando a esos niñ@s que se levantan generalmente
irritados porque se acuestan muy tarde, viendo televisión por cable, jugando PlayStation,
hablando o enviando mensajes por teléfono o chateando por el Internet. No se
ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos en poner un dedo en nada que
tenga que ver con arreglar algo en el hogar. Tienen los juegos y equipos
digitales más modernos del mercado, Ipod, tablet y computadora no pueden
faltar, como tampoco el pago por su actualización. Hoy los hijos, muchas veces
sin merecerlo, presumen el celular más novedoso. Eso que nada les costó. Si se
descomponen, para eso estamos, no faltaba más, hay que pagar la reparación a la
brevedad y sin chistar. Veneran amigos y a falsos personajes de realitys de mtv. ¡Ah! pero viven encontrándole defectos
a los padres, a quienes acusan a diario de que sus ideas y métodos están
pasados de moda.
Se
cierran automáticamente a quien les hable de moral, honor y buenas costumbres,
y mucho menos de religión. Lo consideran aburrido. Ya saben todo y, lo que no
¡lo consultan en internet! Nos asombramos, porque los sicarios cobran cuotas
sin trabajar por ellas, cuando a nuestros hijos los acostumbramos a darles todo
incluso su cuota semanal o mensual sin que verdaderamente trabajen por ella, y
todavía se quejan porque eso no me
alcanza. Si son estudiantes, siempre inventan trabajos en equipo o paseos de
campo, que lo menos que uno sospecha, es que regresarán con un embarazo,
habiendo probado éxtasis, coca, marihuana o cuando mínimo alcoholizados.
Y cuando le exiges lo más mínimo en el hogar o
en la escuela, lejos de ser agradecidos te contestan, con insolencia: yo no
pedí nacer, es tu obligación mantenerme. Definitivamente estamos jodidos, pues
la tasa de que hagan su vida independiente se aleja cada vez más, pues aún graduados
y con trabajo, hay que seguirlos manteniendo, pagándoles deudas, servicios y
hasta los partos de sus hijos. Con lo anterior, me refiero a un estudio que
indica que este problema es mayor en chicos de la sociedad de clase media o
media alta (o de capas medias urbanas) que bien pudieran estar entre los 14 y
los 28 años, si es correcto 28 años o más ¿lo pueden creer? y que para aquellos
padres que tienen de dos a cuatro hijos constituyen un verdadero dolor de
cabeza.
¿Entonces, en qué estamos fallando?, que le pasó a
nuestras generaciones, es que elaboramos una famosa frase que no dio resultado
y mandó todo al diablo: ¡Yo no quiero
que mis hijos pasen los trabajos y carencias que pasé! Nuestros hijos no
conocen la verdadera escasez, el hambre. Se criaron en la cultura del
desperdicio: agua, comida, luz, ropa, dinero. Muchos de nuestros hijos, a los
10 años ya habían ido a Disneyland mínimo dos veces, cuando nosotros a los 20 ni
pensar en eso, porque no había ni siquiera conocemos a nuestros país.
Es
alarmante el índice de divorcios que se están generando, van a la conquista de
su pareja y vuelven al hogar, sólo unos meses más tarde, divorciados porque la
cosa no funcionó; ninguno de los dos quiere servir al otro en su nueva vida.
Como nunca batallaron en la pensión con sirviente incluido, en la que se les
convirtió el hogar paterno, a las primeras carencias en el propio, avientan el
paquete y regresan a la casa para que la mamá y el papá continúen
resolviéndoles la vida.
Este mensaje
es para los que tienen hijos y que pueden todavía moldearlos, edúquenlos con
principios y responsabilidades. Háganles el hábito de ser agradecidos.
Háganles
el hábito de saber ganarse el dinero con honestidad, la comida, la ropa, el
costo. Háganles saber lo que cuesta cada plato de comida, cada recibo de luz,
agua, renta.
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